Mitos y verdades de la ingesta de agua

No paramos de escuchar que el agua es importante, que hay que beber dos litros de agua al día y que si no llegamos a esta cantidad nos podemos deshidratar.



Pero todo esto, ¿es cierto?Pues sí y no. Es difícil marcar unos requerimientos generales en cuanto a ingesta de agua se refiere pues hay mucha variación entre un individuo y otro. Entenderéis que no es lo mismo una persona que trabaja en la calle a 35 grados centígrados en verano que alguien que trabaja en una oficina, sentado y con una temperatura media de 21 grados. Sus necesidades son diferentes incluso teniendo mismo sexo, edad, peso y altura.

Una ingesta elevada, y entiéndase elevada por encima de los 3/4 litros y sin llegar al litro por hora (que los hay pero eso ya es una patología psicológica que hace que nuestros riñones no puedan filtrar bien provocando un exceso de concentración de minerales como el sodio), no supone mayor problema para la salud puesto que el exceso de sustancias es eliminado por los riñones a través de la orina. Pero una ingesta baja puede traer problemas fatales: empeoramiento del rendimiento físico, estreñimiento, dolores de cabeza, fatiga física e intelectual, frío o calor…

Lo ideal es no esperar a tener sed pues si bien la sed es el mecanismo a través del cual nuestro cuerpo regula la ingesta de líquido, muchas veces cuando la sed aparece, el mecanismo de deshidratación ya ha empezado y podemos estar padeciendo alguno de los síntomas. No esperes a sentid sed, bebe cada cierto periodo de tiempo.

Como decía antes, no tiene los mismos requerimientos un niño que un adulto, ni un adulto que otro o que un anciano. Por ejemplo, los niños al tener una superficie corporal mayor y mayor metabolismo basal con respecto a su peso necesitan en proporción mayor cantidad de agua que un adulto. O las personas mayores que tienen el mecanismo de sensación de ser dañado y un sistema renal menos productivo debido a la edad necesitan beber más cantidad y “obligarse” a hacerlo.

En cuanto al ejercicio, es igual de importante cuidar la hidratación antes como durante y después del mismo. A través del sudor eliminamos no solo toxinas, también calor, es un mecanismo de refrigeración y con ese sudor, eliminamos agua que ha de ser reemplazada.

Puesto que la hidratación regula la temperatura corporal, si no tenemos el cuerpo bien hidratado el sistema circulatorio no es capad de mantener la temperatura corporal y reduce el flujo de sangre en la piel, lo cual reduce la sudoración, perdemos menos calor y aumenta la temperatura corporal, lo cual tiene consecuencias fatales. La pérdida del 10% del volumen corporal a través de líquido/sudor puede requerir asistencia médica e incluso producir la muerte. Por eso, en carrera, es muy importante estar bien hidratada antes y durante la misma.

Pero, ¿y cuánto he de beber yo?
La media se establece en, alrededor de 35ml por kilo de peso. Estos requerimientos aumentarán dependiendo de las circunstancias individuales pudiendo ser incluso, un litro más en total.
Así, por ejemplo, una mujer activa de unos 35 años y 60 kilos de peso deberá beber 2,1 litros de agua en circunstancias normales. Si tiene pérdida de agua a través de la sudoración por actividad física o altas temperaturas deberá aumentar esa cantidad en al menos medio litro más.

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